El acuerdo UE-Mercosur se firmará en diciembre, confirma Ursula von der Leyen

El panorama diplomático entre la Unión Europea y el Mercosur ha tomado un nuevo rumbo tras la reciente reunión entre el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En este encuentro, celebrado el 5 de noviembre, se reafirmó la expectativa de que el acuerdo comercial entre ambas partes se formalice el próximo 20 de diciembre, durante la Cúpula del Mercosur en Río de Janeiro.

El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, quien estuvo presente en la conferencia de prensa posterior al encuentro, destacó la confianza expresada por von der Leyen sobre la firma del acuerdo. Este pacto se había validado previamente en septiembre por la Comisión Europea y ahora necesita la aprobación del Parlamento Europeo para su implementación definitiva.

Expectativas y desafíos del acuerdo

Las expectativas en torno a este acuerdo son altas tanto para la Comisión Europea como para el gobierno brasileño. Vieira mencionó que se espera que la aprobación del Parlamento se logre antes de finalizar el año, lo cual es crucial para el éxito de las negociaciones. Sin embargo, el proceso no está exento de desafíos, ya que las dinámicas políticas en Europa pueden influir en la aprobación final del acuerdo.

La Cumbre del Clima como telón de fondo

El encuentro entre Lula y von der Leyen se produjo justo un día antes del inicio de la Cumbre del Clima en Belém, donde líderes de numerosos países se han reunido para discutir acciones contra el cambio climático. Este evento antecede la COP30, una conferencia de la ONU dedicada específicamente a las cuestiones climáticas. Se espera que la cumbre sirva como plataforma para abordar no solo el acuerdo con Mercosur, sino también otros compromisos internacionales en materia de sostenibilidad.

Iniciativas brasileñas en la protección ambiental

Durante la reunión, Lula también presentó el nuevo TFFF (Fondo Florestas Tropicais para Sempre), una iniciativa destinada a atraer inversión tanto de países en desarrollo como de naciones más ricas, así como de inversores privados. Este fondo tiene como objetivo principal la protección de las florestas tropicais, particularmente la Amazonía. Sin embargo, Mauro Vieira no pudo confirmar si la Unión Europea se comprometió a contribuir financieramente a este fondo, que hasta ahora solo ha recibido apoyo del gobierno brasileño.

Desafíos financieros y expectativas de inversión

La capacidad del gobierno brasileño para atraer inversiones al fondo es incierta. Inicialmente, el ministerio de Hacienda había fijado la meta de captar 25 mil millones de dólares de países patrocinadores y luego otros 100 mil millones de dólares del sector privado. Sin embargo, esta semana, el ministro Fernando Haddad ajustó las expectativas, indicando que el objetivo actual hasta 2026 es de 10 mil millones de dólares.

Adicionalmente, se conoció que el Reino Unido, uno de los países considerados para invertir en el fondo durante la COP30, decidió no aportar recursos en este momento, alegando preocupaciones sobre la deuda nacional. A pesar de esto, Vieira se mostró optimista sobre la apertura del fondo, afirmando que es natural que los países se unan en diferentes momentos y que la participación de otros estados es muy probable.

La agenda climática de Lula

Con el inicio de la COP30 a la vista, Lula ha tomado una posición activa en la discusión sobre la transición energética. Su gobierno promueve una agenda verde que incluye la expansión de energías renovables, como la solar y la eólica, mientras busca equilibrar su papel como productor de petróleo con su compromiso hacia un futuro más sostenible. Lula ha destacado la necesidad de una transición justa hacia energías limpias, haciendo un llamado a la cooperación internacional para facilitar la financiación en países en desarrollo.

En este contexto, Lula también ha defendido la necesidad de discutir una línea de tiempo para la eliminación gradual de los combustibles fósiles, aunque se ha mostrado cauteloso respecto a establecer fechas concretas. Para él, sería irresponsable decretar un fin abrupto al uso del petróleo, especialmente en un país como Brasil, que es uno de los mayores productores mundiales.