Devastador terremoto en la península de Noto: Impacto y consecuencias

El 1 de enero de 2025, la península de Noto, en la prefectura de Ishikawa, vivió un terremoto de magnitud 7,6 que provocó una devastación sin precedentes. Este evento no solo causó la pérdida de vidas, sino que también afectó gravemente la infraestructura y los servicios esenciales, dejando a miles en situaciones críticas.

Hasta julio de 2025, se confirmaron 228 muertes y 397 personas sufrieron complicaciones relacionadas. Además, unas 30.000 estructuras fueron destruidas o dañadas, complicando aún más el rescate y la asistencia a los afectados.

Consecuencias inmediatas del terremoto

El impacto del terremoto fue inmediato y devastador. Las vías de transporte quedaron intransitables y el levantamiento del lecho marino redujo las profundidades de las aguas costeras, inutilizando los puertos. Estas condiciones hicieron que las operaciones de rescate fueran extremadamente difíciles, ya que acceder a áreas remotas se volvió un verdadero reto.

Desafíos en la evacuación y asistencia

La llegada masiva de personas a los centros de evacuación generó un hacinamiento alarmante, obligando a muchos a buscar refugio en lugares improvisados, como edificios dañados o vehículos. La falta de personal en los refugios, debido a que muchos empleados municipales también se convirtieron en víctimas, complicó aún más la situación.

Organizaciones sin fines de lucro y voluntarios se apresuraron a ofrecer asistencia, proporcionando alimentos y ayudando en la gestión de los refugios. No obstante, la colaboración entre el sector público y privado enfrentó varios obstáculos, especialmente en términos de acceso a información y recursos.

Impacto en las comunidades rurales

Las comunidades rurales, ya vulnerables por el envejecimiento de su población, sufrieron particularmente las consecuencias del terremoto. Municipios como Wajima y Suzu, donde más del 50% de los residentes tienen 65 años o más, se enfrentaron a una crisis de atención médica. La falta de servicios adecuados para este grupo demográfico exacerbó la situación, dejándolos sin la asistencia necesaria.

La necesidad de reubicación temporal

Con la llegada de las bajas temperaturas invernales, se hizo evidente que muchos residentes no podían permanecer en sus hogares sin servicios básicos como agua y electricidad. Sin embargo, los esfuerzos para reubicar a los afectados se vieron obstaculizados por restricciones legales que limitaban el intercambio de información entre municipios, dificultando la ayuda a quienes más lo necesitaban.

Lecciones aprendidas y reformas necesarias

Tras el desastre, surgió un consenso sobre la necesidad de reformar los enfoques de gestión de desastres. En un informe publicado en noviembre de 2025, el Consejo Central de Prevención de Desastres del primer ministro sugirió un cambio hacia un enfoque más centrado en las personas, en lugar de limitarse a los lugares de evacuación. Esto implicaría un sistema más efectivo para identificar y asistir a las víctimas de manera directa.

Para abordar la falta de información sobre las víctimas, la prefectura de Ishikawa implementó una base de datos innovadora, que permitió un seguimiento más efectivo de las personas desplazadas. Esta iniciativa fue posible gracias al uso de herramientas digitales, como aplicaciones de mensajería y tarjetas de transporte, facilitando el acceso a la información clave para la distribución de ayuda.

En mayo de 2025, la Dieta Nacional aprobó reformas legislativas para mejorar la respuesta a desastres, ampliando el alcance de la asistencia más allá de los refugios públicos. Esto incluye atención a personas con necesidades especiales y la creación de un registro de grupos de apoyo para facilitar la coordinación entre voluntarios y entidades gubernamentales.

Hasta julio de 2025, se confirmaron 228 muertes y 397 personas sufrieron complicaciones relacionadas. Además, unas 30.000 estructuras fueron destruidas o dañadas, complicando aún más el rescate y la asistencia a los afectados.0

Hasta julio de 2025, se confirmaron 228 muertes y 397 personas sufrieron complicaciones relacionadas. Además, unas 30.000 estructuras fueron destruidas o dañadas, complicando aún más el rescate y la asistencia a los afectados.1