Un vendedor ambulante fue arrestado el pasado domingo en la reconocida playa de Copacabana, ubicada en la zona sur de Río de Janeiro, por presuntamente estafar a un matrimonio de turistas provenientes de la República Dominicana. La situación se desató cuando el vendedor intentó cobrarles la exorbitante suma de **US$ 191**, alrededor de **R$ 1.000**, por la compra de dos simples mazorcas de maíz. Para ponerlo en perspectiva, el precio habitual de una espiga en las arenas cariocas oscila entre **R$ 10 y R$ 20**.
El inicio del engaño en la playa
Según la información proporcionada por la Guardia Municipal, el vendedor inicialmente exigió **R$ 300** por los dos mazorcas, un monto que los turistas consideraron abusivo y decidieron no pagar. Ante la negativa, el vendedor redujo el precio a **R$ 60**, pero la situación se tornó aún más sospechosa cuando alegó problemas con su máquina de cobro. Fue entonces cuando otro vendedor, aparentemente dispuesto a ayudar, le prestó su terminal para la transacción.
La revelación del fraude
En ese preciso instante, se consumó el engaño. Tras realizar el pago, el matrimonio revisó su aplicación bancaria y se encontraron con la desconcertante cifra de **R$ 1.000** cargada a su cuenta. Alarmados, decidieron tomar acción y alertaron a los agentes del Grupamento de Operaciones Especiais de la Guardia Municipal. La respuesta fue rápida: lograron localizar al vendedor en cuestión y lo llevaron a la Delegacia Especial de Apoio ao Turismo, en Leblon, donde se formalizó la denuncia por estelionato.
Investigación en curso
La máquina de tarjeta utilizada en la transacción fue confiscada por la Policía Civil, que ahora investiga si existen otros casos similares relacionados con este grupo de vendedores ambulantes. La preocupación entre los turistas crece, ya que este tipo de incidentes no son aislados en zonas de alta afluencia turística.
Esta situación plantea una serie de preguntas: ¿cuántos turistas más han caído en este tipo de engaños? ¿Qué medidas se están tomando para proteger a los visitantes en lugares como Copacabana? La historia no termina aquí, y los desarrollos futuros serán clave para entender cómo las autoridades abordarán estos delitos en el corazón de una de las playas más emblemáticas del mundo.