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Un descenso notable en el desmatamiento
Recientemente, se han registrado cifras esperanzadoras en la lucha contra el desmatamiento en la Amazonía. Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (Inpe), el área deforestada en febrero alcanzó un mínimo histórico de 80,95 km², lo que representa una disminución del 64% en comparación con el mismo mes del año anterior.
Este dato es el más bajo desde la implementación del sistema de monitoreo en 2016, lo que sugiere un cambio positivo en las políticas ambientales del país.
Desafíos persistentes en el cerrado
A pesar de las buenas noticias en la Amazonía, el cerrado, otro ecosistema vital de Brasil, también enfrenta desafíos significativos.
En febrero, se reportó una reducción del 24% en el desmatamiento, pero aún se destruyeron 494 km². Este contraste resalta la necesidad de una atención continua y estrategias efectivas para proteger todos los ecosistemas brasileños, no solo la Amazonía.
Compromisos del gobierno y la COP30
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha hecho un fuerte compromiso para erradicar el desmatamiento ilegal en Brasil para 2030. Este compromiso se enmarca en el contexto de la COP30, que se llevará a cabo en Belém, Pará, en noviembre.
Lula ha enfatizado la importancia de la cooperación internacional y la implementación de políticas efectivas para combatir el cambio climático y proteger la biodiversidad. Sin embargo, a pesar de los avances en la reducción del desmatamiento, el aumento de la vegetación degradada debido a incendios es alarmante.
Incendios forestales: una amenaza creciente
En 2023, Brasil enfrentó una sequía histórica, lo que facilitó la propagación de incendios forestales. En 2024, se registraron más de 140,000 focos de incendio en la Amazonía, un aumento del 42% en comparación con el año anterior. Este fenómeno, que ha sido atribuido a la acción humana y al cambio climático, ha llevado a que 30,8 millones de hectáreas se vean afectadas por quemas, un incremento del 79% respecto a 2023. Estos datos son preocupantes y subrayan la necesidad de una respuesta urgente y coordinada para abordar tanto el desmatamiento como los incendios.