El 11 de septiembre de 2025, un operativo conjunto de autoridades de diferentes niveles de gobierno en Sinaloa resultó en la incautación de drogas, armas y explosivos, y en la detención de un presunto homicida. Aunque estos resultados parecen positivos, surge una pregunta incómoda: ¿realmente estamos avanzando en la lucha contra el crimen organizado o solo estamos tratando los síntomas de un problema más profundo?
El contexto detrás de los números
Las cifras presentadas por Verona Hernández Valenzuela, vocera de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, revelan el alcance del operativo. En municipios como Cosalá, Elota, Mocorito y Culiacán, se encontraron ocho áreas de almacenamiento de sustancias químicas, destruyendo más de 2,500 litros y 120 kilogramos de materiales para la elaboración de drogas sintéticas. Sin embargo, los datos sobre la actividad delictiva cuentan una historia diferente: se han destruido más de 6,000 plantíos este año, y con 1,703 detenidos, el problema de fondo sigue presente.
Además, la inhabilitación de una pista de aterrizaje clandestina utilizada para el tráfico de estupefacientes resalta la sofisticación de las operaciones criminales en la región. Este tipo de infraestructuras no se construyen de la noche a la mañana; son el resultado de una red bien establecida que opera a gran escala y que no será desmantelada por un solo operativo.
Casos de éxito y fracaso en la lucha contra el narcotráfico
Analizar los recientes operativos en Sinaloa nos lleva a reflexionar sobre los verdaderos casos de éxito y fracaso en la lucha contra el narcotráfico. En el pasado, se han llevado a cabo operativos similares que resultaron en grandes incautaciones, pero la realidad es que, a menudo, estos esfuerzos son efímeros. He visto demasiadas operaciones que, aunque efectivas en el corto plazo, no logran abordar el problema estructural del narcotráfico que afecta a la región.
Un caso emblemático es el de un operativo en 2020 que resultó en la captura de un líder importante del narcotráfico. A pesar de esta detención, el vacío de poder fue rápidamente llenado por otros grupos criminales, lo que demuestra que la lucha contra el narcotráfico no se puede ganar solo con acciones reactivas. Se necesita un enfoque más integral que incluya el desarrollo social y la creación de alternativas de ingreso para las comunidades afectadas.
Lecciones prácticas para combatir el crimen organizado
Los recientes eventos en Sinaloa ofrecen lecciones valiosas para quienes formulan políticas y para los miembros de las fuerzas de seguridad. Primero, es crucial entender que la lucha contra el crimen organizado requiere un enfoque multifacético. Esto incluye no solo la detención de criminales, sino también la desarticulación de las redes que los respaldan y la implementación de programas de desarrollo comunitario.
Además, es vital medir el impacto real de estas operaciones a largo plazo. Las métricas de éxito no deberían limitarse a la cantidad de incautaciones o detenciones, sino que deben incluir la reducción de la violencia y la mejora en la calidad de vida de las comunidades afectadas. Sin este enfoque, corremos el riesgo de caer en un ciclo de represión sin resultados sostenibles.
Conclusiones y recomendaciones
El operativo en Sinaloa es una muestra del continuo esfuerzo de las autoridades para combatir el crimen organizado, pero es fundamental cuestionar la efectividad de estas acciones. A medida que avanzamos, es esencial que todos los actores involucrados comprendan que la lucha contra el narcotráfico no se gana solamente con operativos esporádicos. Se necesita un compromiso constante y un enfoque integral que aborde las raíces del problema y busque soluciones sostenibles.
En resumen, aunque los resultados inmediatos son importantes, es el impacto duradero lo que realmente determinará el éxito en la lucha contra el crimen organizado en Sinaloa y en otras regiones afectadas.