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La Ruta de los Siete Lagos es un destino que no solo ofrece vistas espectaculares, sino que también cuenta con una rica historia y cultura que la rodea. Este recorrido de 100 kilómetros, que conecta Villa La Angostura con San Martín de los Andes, se convierte en una experiencia sensorial donde cada curva revela un nuevo paisaje, saturado de colores y matices que parecen sacados de un cuadro.
Desde el lago Lácar hasta las cumbres andinas, cada parada es una invitación a explorar y disfrutar de la naturaleza en su máxima expresión.
Un viaje a través de la historia y la naturaleza
La historia de la Ruta de los Siete Lagos está marcada por la llegada de pioneros como Renée Dickinson, una aventurera inglesa que, en 1936, decidió establecerse en esta región.
Su legado perdura en la casa de té más antigua de la Patagonia, donde los visitantes pueden disfrutar de un tradicional “Afternoon tea” mientras se sumergen en la atmósfera acogedora que ella creó. Este lugar no solo es un punto de encuentro para los amantes del té, sino también un homenaje a la hospitalidad y el espíritu comunitario que caracteriza a la región.
Sabores autóctonos y gastronomía local
La gastronomía en la Ruta de los Siete Lagos es un reflejo de la fusión de culturas que habitan en la Patagonia. Chefs locales han comenzado a rescatar recetas ancestrales, incorporando ingredientes autóctonos en sus platos.
Desde el lomo de ciervo hasta el salmón fresco, cada bocado cuenta una historia. Restaurantes como Merken ofrecen un menú que celebra la riqueza de la tierra, mientras que el hotel Loi Suites presenta opciones de cocina de autor que deleitan a los paladares más exigentes.
La experiencia culinaria se convierte en un viaje en sí misma, donde cada plato es una obra de arte.
Aventura y naturaleza en el Parque Nacional Lanín
El Parque Nacional Lanín es otro de los tesoros que se pueden explorar a lo largo de la ruta. Con senderos que serpentean a través de bosques autóctonos y vistas panorámicas que quitan el aliento, este parque es un paraíso para los amantes del trekking y la naturaleza. La cascada del arroyo Grande y la playa de arena volcánica La Puntilla son solo algunas de las paradas obligatorias para aquellos que buscan conectar con la naturaleza. Además, la comunidad Curruhuinca, que habita en la zona desde tiempos prehispánicos, ofrece una perspectiva única sobre la relación entre los pueblos originarios y su entorno.
Un destino que inspira a todos
La Ruta de los Siete Lagos no solo es un recorrido visualmente impresionante, sino que también es un lugar que inspira a artistas, poetas y viajeros. La combinación de paisajes naturales, historia rica y cultura vibrante crea un ambiente que invita a la reflexión y la creatividad. Ya sea disfrutando de un atardecer sobre el lago Lácar o explorando los senderos del Parque Nacional Lanín, cada momento en esta ruta es una oportunidad para conectarse con la belleza del mundo natural y la historia que lo rodea.
