El panorama del fútbol argentino ha sido anything but tranquilo este año, especialmente para tres de sus clubes más emblemáticos, conocidos como los cinco Grandes. Mientras River Plate y Racing Club han enfrentado algunos obstáculos en el campo, sus aficionados han encontrado consuelo en su participación en torneos prestigiosos como la Copa Libertadores y la Copa Argentina. En cambio, Boca Juniors parece haber superado sus problemas internos y avanza hacia la estabilidad. Sin embargo, la situación es preocupante para San Lorenzo e Independiente, que necesitan urgentemente un cambio y una reestructuración en su gestión.
Para San Lorenzo, el punto de quiebre llegó tras una decepcionante derrota 2-0 contra Racing en Avellaneda. El partido no solo evidenció una actuación pobre de los jugadores, sino que también intensificó la ira de los hinchas cuando el presidente del club, Marcelo Moretti, hizo su aparición. El turbulento mandato de Moretti ha estado marcado por diversos escándalos, incluyendo acusaciones de aceptar sobornos para registros de jugadores en la academia, que salieron a la luz a través de grabaciones ocultas. Su regreso de una licencia administrativa en septiembre fue rápidamente eclipsado por acusaciones de falsificación de firmas en documentos importantes, lo que ha deteriorado aún más su reputación.
El desmoronamiento de la presidencia de Moretti
Durante una reunión extraordinaria de la junta celebrada poco después de la derrota, las tensiones escalaron hasta el punto en que los directores se vieron obligados a atrincherarse en el Nuevo Gasómetro para protegerse de una multitud enfurecida de seguidores. En un giro dramático de los acontecimientos, 13 de los 20 miembros de la junta decidieron renunciar, desmantelando efectivamente la administración de Moretti y dejando a San Lorenzo sin ningún órgano de gobierno.
Esta respuesta desesperada refleja la frustración generalizada hacia Moretti, cuyo liderazgo ha dejado al club en la desorganización, lidiando con múltiples sanciones de la FIFA por deudas impagas y convirtiéndose en objeto de burla por su presunto mal comportamiento. El director saliente Pablo García Lago no se guardó las palabras al expresar el sentimiento colectivo sobre el mandato de Moretti, calificándolo como el peor en la historia de San Lorenzo y describiendo al presidente como un psicópata.
El futuro de San Lorenzo y el camino por delante
San Lorenzo será ahora gestionado por una Asamblea Representativa encargada de navegar este período turbulento y organizar elecciones en los próximos 90 días. Este nuevo capítulo podría ofrecer esperanza para revitalizar a un club que ha perdido su rumbo.
Las luchas de Independiente en medio del descontento
Mientras tanto, a pocos pasos de distancia, los aficionados de Independiente observan de cerca las repercusiones en San Lorenzo. Aunque menos sensacionalista, la junta liderada por el exalcalde de Lanús, Néstor Grindetti, goza de poca popularidad, habiendo fracasado en revertir la suerte del club. La salida del Rojo de la Copa Sudamericana estuvo marcada por enfrentamientos violentos durante un partido contra Universidad de Chile, dejándolos en el fondo de su grupo en la Liga Profesional de Fútbol, sin victorias en sus últimos siete partidos.
La derrota 1-0 ante Banfield resultó en el despido del entrenador Julio Vaccari, con Gustavo Quinteros como principal candidato para asumir el cargo. Sin embargo, las protestas de los aficionados no solo están dirigidas al cuerpo técnico, sino también a Grindetti y su junta. Aunque las próximas elecciones no están programadas hasta 2026, el descontento entre los seguidores podría presionar por un cambio anticipado, impulsado por la reciente agitación en San Lorenzo.
Esperanzas para el futuro
A medida que estos dos clubes históricos enfrentan sus actuales predicamentos, queda la esperanza de que puedan resurgir y reclamar su lugar en el fútbol argentino. Su renacimiento beneficiaría sin duda al deporte en su conjunto en el país. El fútbol en Argentina tiene una característica única: la capacidad de los aficionados para expresar su descontento e instigar cambios a través de protestas, resaltando una forma vibrante de democracia que a menudo está ausente en otras naciones.
Aunque la situación está lejos de ser ideal, refleja un compromiso activo en la gobernanza de los clubes, algo que vale la pena apreciar y proteger.