Desafíos que enfrentan las mujeres para obtener premios Nobel en ciencia

Los premios Nobel anuales suelen generar debates sobre la representación de género en diversas áreas, especialmente en las ciencias. Los galardones de 2025 han puesto de manifiesto una tendencia conocida: la significativa subrepresentación de mujeres entre los premiados. A pesar de las múltiples contribuciones de mujeres en disciplinas científicas, solo una mujer, Mary E. Brunkow, fue reconocida este año en la categoría de Medicina, compartiendo el honor con dos colegas hombres. En las otras categorías—Física y Química—también se evidenció la ausencia de premiadas, con seis ganadores todos hombres.

Esta falta de reconocimiento no es un fenómeno nuevo. A lo largo de los años, el número de ganadoras ha sido notablemente bajo, con varios años sin ninguna mujer premiada, como ocurrió en 2024. Desde la creación de los premios Nobel en 1901, las mujeres han recibido este prestigioso reconocimiento solo 27 veces en las tres categorías científicas, un contraste marcado con los 635 premios otorgados a hombres, incluidos cuatro que han sido premiados en dos ocasiones.

El contexto histórico de las mujeres en la ciencia

Algunos podrían argumentar que el desequilibrio histórico en los premios se debe a que las mujeres a menudo fueron excluidas de las carreras científicas. Aunque esta perspectiva tiene algo de verdad—especialmente en períodos donde las oportunidades educativas eran limitadas para las mujeres—hay excepciones notables, como Marie Curie y su hija Irène Joliot-Curie, pioneras en sus campos. A pesar de los avances logrados en las últimas décadas, la disparidad en el reconocimiento Nobel persiste.

Perspectivas de los expertos

Márcia Barbosa, rectora de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul y miembro de la Academia Brasileña de Ciencias, afirmó que los resultados de este año no fueron sorprendentes. Señaló que en campos como la física, la representación femenina es extremadamente baja, lo que conlleva a menos oportunidades de reconocimiento en los niveles más altos. Curiosamente, en química hay una tasa de entrada más equilibrada, con mujeres constituyendo casi la mitad de los estudiantes, lo que eleva las expectativas para la representación femenina entre los premiados.

Adicionalmente, Luiz Augusto Campos, profesor en la Universidad Estatal de Río de Janeiro, citó estudios sociológicos de las décadas de 1960 y 1970 realizados por Harriet Zuckerman, los cuales examinaron las barreras que enfrentan las mujeres en la academia. Los hallazgos de Zuckerman destacaron el complejo sistema de filtros que deben atravesar las mujeres, lo que a menudo resulta en significativas desigualdades sociales en reconocimiento y oportunidades dentro de la comunidad científica.

Desigualdades de género en los premios y sus implicaciones

Según Zuckerman, las mujeres en la ciencia enfrentan lo que ella denominó la triple penalización: primero, los desafíos de ingresar al campo; segundo, los efectos psicológicos de la discriminación percibida que limitan sus aspiraciones; y finalmente, la discriminación tangible en el acceso a oportunidades y recompensas. Esta desventaja multidimensional ilustra los problemas sistémicos que continúan afectando la distribución de premios prestigiosos como el Nobel.

Si bien el enfoque aquí ha sido en las categorías científicas, es importante señalar que la representación femenina mejora ligeramente al considerar todos los campos del Premio Nobel. Por ejemplo, María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, recibió el Premio Nobel de la Paz este año, lo que muestra un destello de esperanza para la equidad de género en el reconocimiento a través de diferentes sectores.

Progreso en la academia

Barbosa también llevó a cabo un estudio sobre la representación de rectoras en universidades federales brasileñas durante las últimas dos décadas. Descubrió que la proporción aumentó de poco más del 10% al inicio de la presidencia de Dilma Rousseff a casi el 30% al final de su mandato. Este aumento subraya cómo el liderazgo político puede desempeñar un papel crucial en la mejora de la representación femenina en la gobernanza de la educación superior.

Hitos recientes y desafíos

En un giro intrigante, el Premio Nobel de Química 2025 fue otorgado a Omar M. Yaghi, un investigador nacido en Jordania, marcando el primer Nobel para un científico de esa región. El camino de Yaghi, de una familia refugiada a laureado Nobel, ejemplifica el poder transformador de la ciencia. Enfatizó la importancia de brindar oportunidades a individuos talentosos de todos los orígenes, afirmando que la inteligencia y la habilidad están presentes en todas partes y deben ser cultivadas.

No obstante, aunque el logro de Yaghi es digno de reconocimiento, también destaca una tendencia más amplia: muchos laureados de Oriente Medio han desarrollado sus carreras fuera de sus países, a menudo en Estados Unidos o el Reino Unido. Esto plantea interrogantes sobre las oportunidades para los científicos dentro de sus naciones de origen y las barreras que enfrentan.

Esta falta de reconocimiento no es un fenómeno nuevo. A lo largo de los años, el número de ganadoras ha sido notablemente bajo, con varios años sin ninguna mujer premiada, como ocurrió en 2024. Desde la creación de los premios Nobel en 1901, las mujeres han recibido este prestigioso reconocimiento solo 27 veces en las tres categorías científicas, un contraste marcado con los 635 premios otorgados a hombres, incluidos cuatro que han sido premiados en dos ocasiones.0