En los primeros meses de su mandato, el presidente Javier Milei logró consolidar un superávit fiscal que fue bien recibido por la ciudadanía. Sin embargo, en la segunda mitad de su gestión, el enfoque se desplaza hacia un objetivo crucial: establecer un crecimiento sostenible para Argentina. Este cambio de dirección no se presenta sin obstáculos, ya que el país enfrenta un panorama político complicado y desafíos económicos profundos.
Uno de los aspectos más destacados en el contexto actual es la situación de la oposición, que se encuentra debilitada por un escándalo de corrupción en curso, lo que puede facilitar la implementación de reformas. Además, Milei cuenta con el respaldo financiero de un swap de divisas de 20 mil millones de dólares, aunque hay incertidumbre sobre la estabilidad de futuros paquetes de ayuda. Con la próxima elección en el horizonte, el clima político regional también parece favorecer su administración.
Crecimiento económico y cifras recientes
La primera cifra de crecimiento publicada tras las elecciones fue un modesto 0.5% según el INDEC, para el tercer trimestre de este año. Esta cifra se traduce en un crecimiento anual del 5%. El Ministro de Relaciones Exteriores, Pablo Quirno, no tardó en alardear sobre este logro, presentando a Argentina como un ejemplo de crecimiento en medio de la austeridad. Sin embargo, es esencial considerar que gran parte de esta austeridad se impuso en el año anterior, cuando la economía experimentó una contracción del 1.7%.
Revisiones de datos y sus implicaciones
Las cifras de crecimiento han sido objeto de revisiones que generan escepticismo. Por ejemplo, en julio se reportó una contracción del 0.1%, que luego se corrigió a un crecimiento del 0.1%. En agosto, el crecimiento inicial del 0.3% también fue ajustado hacia arriba, lo que ha suscitado sospechas sobre la motivación detrás de estas modificaciones. Este patrón de ajustes puede reflejar presiones políticas más que un proceso técnico riguroso, lo que plantea dudas sobre la credibilidad de las estadísticas económicas publicadas.
Desafíos en la política monetaria y la economía real
Uno de los principales retos que enfrenta Milei es la necesidad de una política monetaria convincente. La acumulación de reservas en el Banco Central es crucial para restaurar la confianza de los acreedores y reducir el riesgo país, que sigue por encima de 600 puntos. A pesar de la victoria electoral, la política monetaria se sostiene sobre controles de cambio que limitan la libertad económica. La situación se agrava por la falta de reservas internacionales, que se llenan a través de inyecciones de capital, como el mencionado swap de divisas y préstamos del FMI, lo que no siempre es suficiente.
La presión de las altas tasas de interés está comenzando a afectar a las empresas, con un número creciente de solicitudes de reestructuración de deudas, alcanzando niveles no vistos desde la crisis económica que marcó el final del mandato de Mauricio Macri en 2019. La capacidad ociosa en la industria, que se sitúa en el 38.9%, apenas supera el 39.2% registrado durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus. A pesar del crecimiento anual del 5%, la recuperación es desigual, con sectores como la energía y la agricultura viendo un auge, mientras que la manufactura y la construcción continúan estancadas.
Obstáculos políticos y el futuro de las reformas
El gobierno de Milei se apoya en el rechazo generalizado hacia el kirchnerismo, evidenciado en las elecciones recientes, como una palanca para promover sus reformas. Sin embargo, la oposición no debe subestimarse, ya que el kirchnerismo todavía cuenta con un número significativo de escaños en el parlamento. La influencia de figuras como Donald Trump, quien aboga por políticas proteccionistas, también plantea un reto adicional. La necesidad de un debate sólido sobre la política industrial se vuelve crucial en este contexto, ya que el equilibrio entre la política monetaria y el bienestar de la economía real es más importante que nunca.
El camino hacia un crecimiento sostenido para Argentina bajo la administración de Javier Milei se enfrenta a múltiples desafíos. Desde la política monetaria ineficaz hasta las luchas políticas internas, la situación actual exige un enfoque integral que priorice tanto la estabilidad económica como la confianza pública en las instituciones.
