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La situación actual del transporte eléctrico en São Paulo
En São Paulo, la transición hacia un sistema de transporte público más sostenible enfrenta obstáculos significativos. Actualmente, hay alrededor de 80 autobuses eléctricos nuevos que permanecen inactivos debido a la falta de infraestructura eléctrica adecuada para recargar sus baterías.
Esta situación ha sido objeto de críticas por parte del alcalde Ricardo Nunes, quien ha señalado a la distribuidora de energía Enel como responsable de la demora en la conexión eléctrica necesaria para que estos vehículos puedan operar.
La empresa MobiBrasil, que tiene 37 autobuses eléctricos en su garaje en Jabaquara, ha expresado su frustración.
Aunque han instalado 18 cargadores, solo dos están en uso, ya que la mayoría de los vehículos eléctricos dependen de la finalización de las obras eléctricas para poder funcionar. La situación es crítica, ya que la falta de energía adecuada podría causar cortes en el suministro eléctrico en la zona.
Las promesas incumplidas y la burocracia
A pesar de que MobiBrasil ha iniciado los trámites para la infraestructura eléctrica desde julio de 2024, la firma del contrato con Enel solo se realizó en diciembre. Esto ha generado incertidumbre sobre cuándo se completarán las obras necesarias.
Según el gerente operativo de la empresa, la expectativa es que la instalación esté lista para abril, aunque esta fecha no ha sido confirmada por la distribuidora.
La situación no es única de MobiBrasil. Otras empresas de transporte, como Transunião y A2, también enfrentan problemas similares.
Transunião tiene 134 vehículos eléctricos reservados, pero no puede acceder a los subsidios necesarios hasta que la infraestructura de recarga esté operativa. A pesar de haber invertido 14 millones de reales en infraestructura el año pasado, la falta de conexión eléctrica sigue siendo un obstáculo.
El impacto en la población y el futuro del transporte público
La falta de autobuses eléctricos en las calles afecta directamente a los usuarios del transporte público. Con una flota envejecida, que incluye 1.986 autobuses de más de diez años, la calidad del servicio se ve comprometida. Según los ejecutivos de Transunião, alrededor de 100 vehículos se descomponen diariamente, lo que reduce la cantidad de viajes disponibles para los pasajeros. Esta situación ha llevado a la administración municipal a extender la vida útil de los autobuses, lo que refleja la gravedad del problema.
Además, desde octubre de 2022, se ha prohibido la compra de vehículos de combustión para renovar la flota, lo que agrava aún más la crisis. La falta de infraestructura para la recarga de autobuses eléctricos ha sido una de las razones para la aprobación de un proyecto de ley que busca flexibilizar la renovación de la flota, aunque este se encuentra actualmente detenido en la justicia.
En resumen, la transición hacia un sistema de transporte público eléctrico en São Paulo está en un punto crítico. La falta de infraestructura adecuada no solo impide la operación de nuevos vehículos, sino que también afecta la calidad del servicio para los usuarios. La colaboración entre el gobierno municipal y las empresas de energía es esencial para superar estos desafíos y avanzar hacia un futuro más sostenible.