Desacuerdos de género en la COP30: Retos y oportunidades para el futuro climático

Las negociaciones del COP30 en Brasil se enfrentan a un desafío significativo<\/strong> por un desacuerdo sobre la definición de género<\/strong>. Este conflicto surgió cuando seis gobiernos decidieron añadir sus propias interpretaciones como notas al pie en un documento clave. Entre los países involucrados se encuentran Paraguay, Argentina, Irán, Indonesia, Malasia y la Santa Sede. Su objetivo es limitar el reconocimiento de personas trans y no binarias, una acción que podría sentar un precedente perjudicial<\/strong> en futuras decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Las tensiones en las negociaciones

Las negociaciones recientes han generado un ambiente de creciente tensión. Esto se ha traducido en una frustración notable entre los negociadores. ¿Es normal tener seis notas al pie cuando deberían ser noventa? Esta inquietud fue compartida por un informante, que prefirió mantener su identidad en reserva, dada la delicadeza del asunto.

Alicia Bárcena, secretaria de Medio Ambiente de México, manifestó su desacuerdo con algunas propuestas de países participantes. \»No estamos de acuerdo en absoluto con lo que algunos están añadiendo a la agenda. Sentimos que estamos retrocediendo, y nunca deberíamos retroceder\», afirmó.

Elevación del debate a un nivel político

La situación ha alcanzado tal gravedad que la presidencia brasileña del COP30 ha optado por llevar el tema de la definición de género de las negociaciones técnicas a un plano político superior. En este nuevo escenario, ministros de diversas naciones están colaborando para encontrar un compromiso que les permita avanzar en el desarrollo de un Plan de Acción de Género revisado para la próxima década. Este plan tiene como objetivo no solo abordar la igualdad de género, sino también integrar este enfoque en los programas climáticos.

Impacto del cambio climático en mujeres y niñas

La Organización de las Naciones Unidas ha destacado que las mujeres y las niñas son las más afectadas por el cambio climático. Esta situación se debe a su alta representación entre los grupos más vulnerables del mundo y su dependencia de los recursos naturales para sobrevivir. A pesar de los compromisos asumidos a lo largo de los años, solo el 35 por ciento de los delegados en la COP30 en Belém son mujeres, según la Organización de Desarrollo y Medio Ambiente de Mujeres (WEDO). ¿No resulta sorprendente que, en un tema tan crucial, la voz femenina sea tan escasa?

Desde la adopción del primer Plan de Acción de Género en 2017, que fue reforzado en 2019, la COP30 busca una nueva versión más ambiciosa que aborde estos desafíos de manera efectiva. Es un momento clave para que se escuchen las experiencias y necesidades de las mujeres en la lucha contra el cambio climático.

La lucha contra el anti-wokeismo

El conflicto actual pone de manifiesto las profundas divisiones en torno a la interpretación del término género. Por un lado, algunos países, como la Santa Sede, sostienen que el género debe definirse según la identidad sexual biológica, es decir, masculino y femenino. Por otro lado, Argentina, bajo el liderazgo del presidente Javier Milei, ha revertido políticas de igualdad de género y derechos LGBT, denunciando lo que califica como el “cáncer” del wokeismo.

En este contexto, un negociador involucrado en las discusiones advierte que no es necesario reabrir la definición de género. Cada país tiene la capacidad de interpretar las decisiones según sus propios contextos nacionales. Bridget Burns, directora ejecutiva de WEDO, destacó: «Permitir que cada país añada sus propias interpretaciones a términos acordados no protege la soberanía nacional, sino que socava el multilateralismo». Si cada parte puede añadir notas al pie a conceptos fundamentales como financiamiento, ambición o equidad, el resultado no será negociación, sino fragmentación.

Buscando soluciones

Una posible salida a este enredo, según la misma fuente, sería que los países en desacuerdo emitan declaraciones tras la adopción de cualquier decisión. De esta forma, sus posiciones quedarían reflejadas en el registro oficial. ¿Podría esto permitir que las negociaciones avancen sin comprometer las posturas de aquellos que se sienten amenazados por una visión más amplia de género?

El conflicto sobre la definición de género en las negociaciones climáticas del COP30 en Brasil refleja tensiones globales actuales en torno a los derechos humanos y la igualdad de género. La forma en que se resuelva este desacuerdo podría tener repercusiones significativas en el futuro de las políticas climáticas y de género a nivel mundial.