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Un caso que sacudió a la comunidad médica
La reciente deportación de Rasha Alawieh, una médica especializada en trasplantes de riñón, ha generado un intenso debate en Estados Unidos. Alawieh, de 34 años, fue deportada a Líbano tras ser detenida en el aeropuerto de Boston, donde las autoridades encontraron en su teléfono imágenes que la vinculaban con el Hezbollah, un grupo considerado terrorista por el gobierno estadounidense.
Esta situación ha puesto de relieve las tensiones entre la política migratoria y la libertad de expresión, especialmente en un contexto donde la comunidad musulmana se siente cada vez más vulnerable.
Las circunstancias de la deportación
Rasha Alawieh había viajado a Beirut para asistir al funeral de Hassan Nasrallah, líder del Hezbollah, lo que despertó sospechas en los agentes de inmigración.
A pesar de que ella afirmó no apoyar al grupo, su presencia en el funeral y las imágenes en su teléfono fueron suficientes para que las autoridades decidieran deportarla. La situación se complicó aún más cuando un juez federal emitió una orden para detener la deportación, pero esta fue ignorada, lo que ha llevado a cuestionar la actuación de las autoridades migratorias.
Reacciones y protestas en EE.UU.
La deportación de Alawieh ha provocado una ola de protestas en Rhode Island, donde colegas y simpatizantes se han manifestado en su apoyo. Con carteles que decían «Su visa era válida» y «No hizo nada malo», los manifestantes han exigido una revisión de las políticas migratorias que permiten este tipo de acciones.
La Universidad de Brown, donde Alawieh trabajaba, también ha emitido un comunicado expresando su preocupación y recomendando a sus estudiantes extranjeros reconsiderar sus viajes. Este caso no solo afecta a Alawieh, sino que también plantea preguntas sobre la seguridad y los derechos de los inmigrantes en un clima político cada vez más hostil.
