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La situación actual de los brasileños en EE. UU.
En los últimos meses, la comunidad brasileña en Estados Unidos ha enfrentado una crisis sin precedentes. La posibilidad de que los inmigrantes sean separados de sus hijos menores al ser detenidos y deportados ha llevado a una avalancha de solicitudes en los consulados brasileños.
Desde enero, el número de solicitudes de registros civiles y certidões de nascimento ha aumentado drásticamente, pasando de 500 a más de 700 en solo un mes. En marzo, este número se multiplicó por diez, alcanzando cifras que ya se cuentan por miles.
El impacto de la legislación estadounidense
La legislación en EE. UU. establece que los niños nacidos en el país y que poseen ciudadanía estadounidense no pueden ser deportados. Esto ha generado un estado de pánico entre los padres inmigrantes, quienes se ven obligados a dejar a sus hijos bajo la custodia del Estado al ser expulsados.
La desesperación de los padres que buscan regularizar la situación de sus hijos es palpable, ya que la obtención de una certidão de nascimento brasileña podría permitirles llevar a sus hijos consigo en caso de deportación.
Desafíos en la obtención de documentos
A medida que las filas en los consulados crecen, los tiempos de espera para la entrega de documentos se han extendido de una semana a dos meses. Este retraso se produce en un momento crítico, donde el miedo a ser detenidos por la policía en el transporte público disuade a muchos brasileños de acudir a los consulados.
Sin embargo, para obtener la certidão de nascimento, es necesario que los padres estén presentes durante el registro, lo que complica aún más la situación. En respuesta a esta crisis, los diplomáticos brasileños están implementando consulados itinerantes para acercarse a la comunidad y facilitar el acceso a los servicios consulares.
La realidad de la deportación
Actualmente, se estima que alrededor de 30,000 brasileños están condenados a la deportación. Esta cifra alarmante refleja la urgencia de la situación y la necesidad de que los inmigrantes brasileños se organicen para proteger sus derechos y los de sus hijos. La comunidad enfrenta un desafío monumental, pero la esperanza persiste en que, a través de la documentación adecuada, puedan reunirse con sus familias y encontrar un camino hacia la estabilidad.
