La juventud colombiana, que abarca a personas entre los 14 y 28 años, representa una porción significativa de la población, alcanzando el 26.1% del total, lo que equivale a más de 11 millones de jóvenes. En este contexto, la participación activa de los jóvenes en la política y la sociedad se vuelve crucial. Recuerdo cuando, en mis años de universidad, sentí que nuestras voces eran ignoradas, pero ahora, gracias a iniciativas como los Consejos de Juventud, esa realidad está cambiando.
El proyecto de ley para fortalecer los consejos de juventud
Uno de los proyectos legislativos más interesantes en discusión en el Senado colombiano es aquel que busca fortalecer los Consejos de Juventud, modificando la Ley Estatutaria 1622 de 2013. Este esfuerzo, liderado por el senador Jonathan Pulido del Partido Alianza Verde, tiene como objetivo mejorar la capacidad de los consejeros para participar y ejercer control social dentro del Estado. Es emocionante, ¿verdad? Los jóvenes ahora pueden tener un canal más efectivo para expresar sus ideas y propuestas en la administración pública.
Según Pulido, los jóvenes son protagonistas esenciales en la construcción social, y a través de los consejos, pueden canalizar sus inquietudes y contribuir a la democracia. La idea es que se les brinden beneficios que faciliten su trabajo y les permitan cumplir sus funciones de manera efectiva. Esto no solo es un avance para la juventud, sino que también promete un cambio positivo en la política colombiana.
Desafíos en el ordenamiento territorial y su relevancia
Por otro lado, otro tema que ha captado la atención es el reordenamiento territorial en Colombia. El presidente de la Comisión de Ordenamiento Territorial, Guido Echeverri Piedrahita, ha subrayado que el Congreso ha dejado de lado aspectos fundamentales desde la promulgación de la Constitución de 1991. Esto plantea una pregunta: ¿por qué ha sido tan difícil avanzar en este tema? Echeverri ha señalado que la centralización sigue siendo un obstáculo y que, a pesar de algunos avances, queda mucho por hacer.
El reto radica en cómo manejar las circunscripciones electorales, que han sido un tema delicado. Lo interesante aquí es que, a pesar de las dificultades, hay un consenso sobre la necesidad de un nuevo enfoque que permita un equilibrio entre el Estado central y las entidades territoriales. Sin embargo, Echeverri se opone a la idea de eliminar los departamentos, argumentando que tienen un valor simbólico y emocional para los ciudadanos. ¿No es curioso cómo la política se entrelaza con la identidad cultural?
Transformación del sistema de salud en Colombia
En un contexto distinto, la Comisión Séptima del Senado ha estado trabajando arduamente en la reforma del sistema de salud colombiano. Durante una reciente audiencia en Cali, el senador Wilson Arias enfatizó la necesidad de una transformación estructural, destacando la ineficiencia y la corrupción que han afectado al sistema. La asistencia masiva de trabajadores del sector salud y organizaciones sociales demuestra que hay un clamor por el cambio. Y, sinceramente, esto es algo que muchos de nosotros hemos sentido en carne propia.
El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, también se ha manifestado, asegurando que la reforma busca corregir las desigualdades en el acceso y financiamiento del sistema, especialmente en regiones como el Valle del Cauca. Pero, ¿será suficiente? Esta transformación contempla nuevas fuentes de financiamiento, lo que podría ser un giro crucial para garantizar que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan.
La voz de los jóvenes en estas reformas
Lo más fascinante de todo esto es cómo los jóvenes están tomando un papel protagónico en estas discusiones. Durante las audiencias, se escucharon preocupaciones sobre la precarización del trabajo en el sector salud y la necesidad de dignificar a quienes sostienen el sistema. Aquí es donde la voz de la juventud se vuelve vital. Personalmente creo que es inspirador ver cómo los jóvenes están dispuestos a luchar por sus derechos y los de sus comunidades.
La participación activa en estas reformas no solo es un derecho, es un deber. Al igual que en mis días de estudiante, donde sentía que debía alzar la voz, hoy los jóvenes tienen esa oportunidad de influir en el futuro del país. Y quién sabe, tal vez estemos ante una generación que realmente cambiará el rumbo de Colombia.



