Recientes hallazgos arrojan luz sobre las difíciles experiencias que han enfrentado muchos mexicanos deportados de Estados Unidos desde el inicio de la presidencia de Donald Trump. Un informe emitido por la Kino Border Initiative (KBI), una organización que opera en Nogales, Arizona, y Nogales, Sonora, indica que una proporción significativa de los deportados había sido residente a largo plazo en EE. UU.
Entre mayo y julio, KBI realizó entrevistas a 278 deportados que encontraron refugio temporal en un centro del gobierno mexicano. Alarmantemente, 44.4% de estos individuos reportaron haber vivido en Estados Unidos por más de una década, mientras que 57.1% habían residido allí durante seis años o más. En marcado contraste, solo 5% indicó que había vivido en EE. UU. por menos de un año.
El costo humano de la deportación
Estos datos ilustran una tendencia preocupante: las políticas migratorias actuales están separando a familias y desmantelando comunidades establecidas. La postura agresiva de la administración Trump sobre la aplicación de la inmigración ha llevado a un aumento dramático en las deportaciones, con un incremento en los arrestos de más del doble en 38 estados desde principios de 2017. Según un informe de The New York Times, muchas áreas han experimentado un aumento en los esfuerzos de aplicación tras directrices de altos asesores en inmigración.
En un anuncio relacionado, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó que su administración ha ofrecido asistencia a más de 86,000 mexicanos deportados durante el segundo mandato de Trump, subrayando la magnitud de este problema. Aunque los hallazgos de KBI se basan en una muestra relativamente pequeña, sugieren fuertemente que muchos deportados eran miembros integrales de sus comunidades antes de su expulsión.
Consecuencias emocionales y económicas
El informe de KBI también destaca el sufrimiento emocional que experimentan muchos deportados. Aproximadamente 39.2% de los encuestados indicaron enfrentar desafíos emocionales significativos debido a la separación de sus familiares. Esta situación a menudo conduce a graves dificultades financieras, especialmente porque muchos deportados eran los principales proveedores en sus hogares.
Además, los testimonios compartidos por los deportados revelan las duras condiciones presentes en los centros de detención de EE. UU., donde las personas reportaron experimentar negligencia médica, hacinamiento y exposición a ambientes tóxicos. La falta de supervisión adecuada en estas instalaciones, junto con el impulso hacia la prosecución de individuos por ingreso ilegal inicial, resulta en períodos de detención prolongados que solo agravan su trauma mental y emocional.
Patrones de deportación y detención
Los hallazgos de KBI también revelan patrones preocupantes en el proceso de deportación. Un asombroso 63% de los encuestados reportaron haber sido detenidos en Arizona, un estado conocido por sus robustas prácticas de aplicación de inmigración. Además, un número significativo de deportados fue transferido entre estados para su deportación, siendo algunos originarios de lugares tan lejanos como Florida.
Esta transferencia interestatal no solo añade a la carga emocional, sino que también complica el proceso de deportación, ilustrando el extenso alcance de la aplicación de la inmigración en EE. UU. KBI señala que 33% de las deportaciones provienen de acciones de las fuerzas del orden locales, mientras que casi la mitad son iniciadas directamente por Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en espacios públicos.
Historias reales detrás de las estadísticas
El informe narra las historias personales de varios deportados, como Manny, quien expresó confusión y angustia por su deportación a pesar de ser un residente permanente legal sin problemas legales previos. Su situación surgió de un malentendido durante una renovación del hogar, donde fue detenido junto a un contratista.
Otro relato conmovedor es el de Andrea, una madre de Oaxaca, quien fue deportada tras intentar cruzar a EE. UU. Había vivido en América desde 2000 y era sobreviviente de violencia doméstica previa. Los temores de Andrea sobre regresar a México y la incierta seguridad de sus hijos subrayan los riesgos incrementados que enfrentan los deportados.
Entre mayo y julio, KBI realizó entrevistas a 278 deportados que encontraron refugio temporal en un centro del gobierno mexicano. Alarmantemente, 44.4% de estos individuos reportaron haber vivido en Estados Unidos por más de una década, mientras que 57.1% habían residido allí durante seis años o más. En marcado contraste, solo 5% indicó que había vivido en EE. UU. por menos de un año.0
Recomendaciones para el cambio
Entre mayo y julio, KBI realizó entrevistas a 278 deportados que encontraron refugio temporal en un centro del gobierno mexicano. Alarmantemente, 44.4% de estos individuos reportaron haber vivido en Estados Unidos por más de una década, mientras que 57.1% habían residido allí durante seis años o más. En marcado contraste, solo 5% indicó que había vivido en EE. UU. por menos de un año.1
Entre mayo y julio, KBI realizó entrevistas a 278 deportados que encontraron refugio temporal en un centro del gobierno mexicano. Alarmantemente, 44.4% de estos individuos reportaron haber vivido en Estados Unidos por más de una década, mientras que 57.1% habían residido allí durante seis años o más. En marcado contraste, solo 5% indicó que había vivido en EE. UU. por menos de un año.2