Cómo el gobierno enfrenta el aumento de la extorsión en México

La extorsión es un fenómeno que ha crecido de manera alarmante en México. ¿Te has preguntado cómo es posible que en la última década este delito haya aumentado un 80%? Este aumento ha llevado al gobierno federal a implementar una nueva estrategia nacional para combatir este crimen. Pero, ¿será suficiente para abordar un problema tan arraigado en nuestra sociedad?

Un problema creciente y alarmante

Según datos oficiales, 4,882 personas fueron víctimas de extorsión en los primeros cinco meses de 2025, lo que representa un incremento del 5% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Aunque este número ya es preocupante, lo cierto es que el total real de víctimas es, sin duda, mucho mayor. ¿Sabías que más del 99% de los casos no se reportan por miedo a represalias? Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano, ha señalado que este es un problema que impacta directamente en la integridad y estabilidad de miles de familias. Además, los pequeños negocios son el blanco preferido de grupos delictivos que exigen pagos regulares, conocidos como «derecho de piso», poniendo en riesgo su viabilidad económica.

La extorsión no se limita a las llamadas telefónicas; también se presenta en línea y en persona, afectando a una amplia variedad de sectores, desde agricultores hasta propietarios de pequeñas empresas. Las consecuencias de negarse a pagar son graves, incluyendo el riesgo de secuestros o incluso homicidios, lo que genera un clima de miedo y desesperación entre las víctimas.

La nueva estrategia del gobierno

El Ministro de Seguridad, Omar García Harfuch, ha delineado una estrategia nacional centrada en cinco pilares fundamentales. Esta iniciativa surge tras la aprobación de la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia, que permitirá a las autoridades fortalecer las investigaciones sobre extorsión y desmantelar grupos criminales.

La estrategia del gobierno también promueve una colaboración estrecha entre diversas instituciones, como la Guardia Nacional, el Ejército y la Secretaría de Seguridad. El objetivo es llevar a cabo operaciones sorpresivas en centros penitenciarios para desmantelar los centros de llamadas de extorsionistas que operan desde dentro de las prisiones. Es una medida necesaria; muchas de estas llamadas son realizadas por internos que utilizan equipos telefónicos no autorizados.

García Harfuch ha subrayado que la detención de extorsionistas no solo protegerá a las víctimas, sino que también resguardará la estabilidad económica de las familias trabajadoras que luchan día a día para sacar adelante sus negocios. Sin embargo, queda una pregunta en el aire: ¿realmente se podrá implementar esta estrategia de manera efectiva? La respuesta dependerá de la capacidad del gobierno para superar las barreras sistémicas y culturales que perpetúan el miedo a denunciar estos delitos.

Lecciones aprendidas y el camino a seguir

Como alguien que ha visto muchas startups fracasar, puedo decir que aprender de los errores del pasado es crucial. La lucha contra la extorsión no es diferente. Se necesita un enfoque basado en datos y en la realidad del terreno. Los esfuerzos deben ser sostenibles y adaptables, alineados con las respuestas de la comunidad y la evolución de las tácticas de los criminales.

El éxito de esta estrategia se medirá no solo en la cantidad de extorsionistas detenidos, sino también en la disminución de los casos reportados. Para ello, es fundamental que las autoridades garanticen la seguridad de quienes se atrevan a denunciar, eliminando el estigma y el miedo asociados a este crimen. Implementar una línea directa para reportar extorsiones, como el 089, es un paso en la dirección correcta, pero se necesita una promoción efectiva para que las víctimas se sientan empoderadas para utilizarla.

Además, la colaboración con el sector privado, como la capacitación de empleados de tiendas y bancos, es esencial para prevenir la extorsión desde la raíz. La sensibilización y educación de la población sobre cómo identificar y reaccionar ante intentos de extorsión pueden marcar una diferencia significativa en esta lucha.

Conclusiones y acciones recomendadas

El problema de la extorsión en México es complejo y multifacético, y la estrategia del gobierno es un paso importante para abordar esta crisis. Sin embargo, es vital mantener una vigilancia continua sobre la efectividad de estas medidas. Los datos de crecimiento y la evaluación de resultados deben ser el norte que guíe los esfuerzos. La colaboración entre el gobierno, las fuerzas de seguridad y la comunidad es esencial para crear un entorno donde las víctimas se sientan seguras al denunciar y donde la extorsión no tenga cabida.

En conclusión, la lucha contra la extorsión requiere un compromiso sostenido y un enfoque pragmático. La implementación de esta estrategia debe ser monitoreada y ajustada según los resultados observados, asegurando así que se convierta en una solución efectiva y duradera para un problema que ha afectado a tantas vidas.