Recientemente, decidí dar un nuevo aire a mi acogedor apartamento en la Ciudad de México, pintando una pared de acento en mi comedor. Para mi sorpresa, la elección del color, un sutil tono de berenjena, me llevó a reflexionar sobre la omnipresencia de las tiendas Comex en la ciudad. Con más de 4,000 sucursales en todo México, surge la pregunta: ¿cómo logró Comex hacerse un nombre en un mercado tan competitivo?
La historia de Comex es, de hecho, un relato cautivador que se remonta a sus orígenes en el Medio Oriente. En un contexto de creciente antisemitismo, muchos judíos sirios, especialmente de Damascus y Aleppo, se mudaron a México durante el mandato de Porfirio Díaz, quien fomentó la inmigración y la inversión extranjera. Entre ellos estaba Marcos Achar Lobatón, quien se trasladó a Veracruz en busca de oportunidades.
Inicios humildes y el primer paso hacia el éxito
Al llegar a México, Marcos se enfrentó al desafío de comenzar de cero, sin capital. Sin embargo, su ingenio lo llevó a vender productos de manera puerta a puerta a crédito, lo que le permitió acumular el capital necesario para abrir una pequeña ferretería en la Ciudad de México. Esta tienda, llamada El Gallito, se convirtió en un lugar donde se ofrecían diversos artículos para el hogar, incluyendo pintura.
La vida de los Achar cambió drásticamente en la década de 1950, cuando un cliente que no podía saldar su deuda ofreció un antiguo molino de pintura como pago. Este molino, ubicado en el barrio de Independencia, despertó el interés de José Achar, el hijo de Marcos, quien vio en esta oferta una oportunidad única.
La creación de Comercial Mexicana de Pinturas
José y su socio comenzaron a experimentar en la producción de su propia pintura, lo que resultó en la apertura de la primera fábrica de la compañía en el barrio de San Antonio. Así nació Comercial Mexicana de Pinturas, más conocida como COMEX. Con el tiempo, la familia Achar no solo expandió su línea de productos, sino que también abrió varias tiendas en la capital, introduciendo pinturas de calidad al mercado mexicano.
El compromiso de José con la calidad lo llevó a contratar ingenieros innovadores, incluso de Alemania, para desarrollar productos de alta gama que atrajeran a los consumidores, como las pinturas de vinilo satinado.
Desafíos y estrategias de superación
Sin embargo, el éxito de Comex no pasó desapercibido para sus competidores. En la década de 1960, ocho empresas de pintura decidieron unirse para boicotear los productos de Comex. Esta estrategia les permitió presionar a los propietarios de ferreterías para que dejaran de vender sus productos, lo que resultó en una avalancha de devoluciones y un grave problema financiero para José.
A pesar de la crisis, en lugar de rendirse, José tuvo la visión de vender directamente a los consumidores, eliminando así al intermediario. Así fue como se inauguró la primera tienda de Comex en la calle Fray Servando Teresa de Mier en el centro histórico de la ciudad, ofreciendo precios accesibles y un contacto directo con los clientes.
Innovación y crecimiento hacia el futuro
José implementó uno de los primeros sistemas de franquicias en México, permitiendo que sus empleados se convirtieran en socios y propietarios independientes. Este enfoque no solo impulsó el crecimiento de Comex, sino que también generó empleos en la región, marcando un cambio significativo en la industria.
Hoy en día, Comex se ha consolidado como el líder en el suministro de pinturas en América Latina, manteniendo la mayor cuota de mercado en México. Su influencia va más allá de lo comercial, con iniciativas como México Bien Hecho, un programa que busca revitalizar espacios públicos deteriorados a través de la colaboración con organizaciones civiles y artistas, impactando a millones de personas.
El legado y el futuro de Comex
La historia de Comex es, de hecho, un relato cautivador que se remonta a sus orígenes en el Medio Oriente. En un contexto de creciente antisemitismo, muchos judíos sirios, especialmente de Damascus y Aleppo, se mudaron a México durante el mandato de Porfirio Díaz, quien fomentó la inmigración y la inversión extranjera. Entre ellos estaba Marcos Achar Lobatón, quien se trasladó a Veracruz en busca de oportunidades.0
La historia de Comex es, de hecho, un relato cautivador que se remonta a sus orígenes en el Medio Oriente. En un contexto de creciente antisemitismo, muchos judíos sirios, especialmente de Damascus y Aleppo, se mudaron a México durante el mandato de Porfirio Díaz, quien fomentó la inmigración y la inversión extranjera. Entre ellos estaba Marcos Achar Lobatón, quien se trasladó a Veracruz en busca de oportunidades.1
La historia de Comex es, de hecho, un relato cautivador que se remonta a sus orígenes en el Medio Oriente. En un contexto de creciente antisemitismo, muchos judíos sirios, especialmente de Damascus y Aleppo, se mudaron a México durante el mandato de Porfirio Díaz, quien fomentó la inmigración y la inversión extranjera. Entre ellos estaba Marcos Achar Lobatón, quien se trasladó a Veracruz en busca de oportunidades.2



