Según ha denunciado la ONU, el Partido Comunista Chino retira órganos como: corazones, riñones, hígados y córneas de 100.000 disidentes y presos políticos cada año, una red gubernamental de tráfico de órganos «a pedido» que opera a gran escala.
China, mercado de tráfico de órganos «a pedido»
Las víctimas son minorías, así como cristianos, musulmanes o tibetanos detenidos en el gigante asiático, y se dice que se recaudan más de 1.000 millones de dólares al año por esta práctica.
«La sustracción forzada de órganos en China parece apuntar a minorías étnicas, lingüísticas o religiosas específicas que están detenidas, a menudo sin que se les digan las razones de la detención o se les haya emitido una orden de arresto, en diferentes lugares», denunció la oficina dirigida por la ex presidenta chilena Michelle Bachelet en junio pasado.
Apenas una semana antes de la publicación de la serie, el régimen chino negó la existencia de la sustracción de órganos, pero el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sacó a la luz declaraciones escandalosas que ponen en duda las afirmaciones de Xi Jinping.
El medio británico Daily Mail recogió el desgarrador testimonio que el practicante de Falun Gong Jinato Liu dio ante los expertos de la ONU. «Estuve encarcelado durante más de dos años en una celda con unos ocho drogadictos, que fueron inducidos rutinariamente a abusar de los practicantes de Falun Gong», dijo Lui.
La celda tenía instalada una cámara de vigilancia, por lo que los guardias sabían todo lo que sucedía en su interior. «Un día, un prisionero drogadicto me estaba golpeando la espalda y la cintura, y otro alguien entró y gritó: «¡No dañes sus órganos!»
Una de las «banderas rojas» del sistema de trasplante de órganos de China es que los receptores pueden reservar cirugías en momentos y lugares específicos.
En otros sistemas médicos, esto no sucede porque los cirujanos no pueden predecir cuándo morirá una persona que ha elegido ser donante de órganos.
