Chile se alista para las elecciones presidenciales: ¡Voto obligatorio en acción!

El próximo 16 de noviembre, Chile se prepara para unas elecciones presidenciales que prometen ser decisivas en su historia política. Con un cuerpo electoral ampliado a más de 15 millones de votantes, el país vivirá por primera vez un sistema de voto obligatorio, un cambio que genera tanto expectativas como incertidumbre. Este nuevo escenario no solo incrementará la participación, sino que también transformará las estrategias de los candidatos.

El contexto de las elecciones

En esta ocasión, la centroizquierda ha optado por Jeannette Jara, una candidata comunista, seleccionada tras un proceso de primarias. La derecha, en cambio, se presenta fragmentada en tres frentes: el tradicional liderado por Evelyn Matthei, el radical de José Antonio Kast y la opción ultraconservadora de Johannes Kaiser. Este mosaico político refleja la polarización y la diversidad de posturas que enfrentará el electorado chileno.

Las encuestas previas a la veda electoral indican que un posible balotaje se daría entre Jara y Kast, lo que sugiere una lucha reñida por la presidencia. Sin embargo, la introducción del voto obligatorio y la inscripción automática han generado especulaciones sobre cómo se comportarán los votantes que anteriormente se abstuvieron de participar en elecciones.

Un nuevo electorado

Desde el retorno a la democracia en Chile, el sistema de votación ha pasado por diversas reformas. Hasta 2012, el voto era obligatorio, pero la inscripción era voluntaria, lo que resultó en una baja participación. En 2025, el Congreso decidió restablecer la obligatoriedad del voto, incluyendo a un nuevo grupo de votantes, estimado entre 5 y 6 millones, que ahora se verán obligados a elegir.

Este grupo es diverso, predominantemente compuesto por hombres jóvenes de sectores socioeconómicos bajos, quienes muestran una notable desconfianza hacia las instituciones. Muchos no se identifican ideológicamente con ningún partido, complicando las proyecciones sobre sus preferencias electorales.

Desconfianza y expectativas

El perfil de estos nuevos votantes revela un alto grado de desconfianza hacia quienes ocupan el poder. Según estudios, muchos creen que la política no ofrece soluciones efectivas a sus problemas. En el plebiscito constitucional de 2025, la mayoría de este grupo rechazó la propuesta de una nueva Constitución, evidenciando su frustración con el sistema actual.

Juan Pablo Lavín, analista político, destaca que esta falta de identificación ideológica permite a los votantes obligados cambiar de preferencia electoral entre una elección y otra. Este fenómeno se observó en las elecciones de gobernadores regionales, donde candidatos de diferentes ideologías alternaron victorias en distintas rondas.

Temas que preocupan al nuevo electorado

Entre las preocupaciones de estos votantes se encuentran temas como la inseguridad, ante el aumento de delitos y la inmigración. Este descontento ha llevado a muchos a buscar opciones que prometen un cambio inmediato, desestimando los procedimientos democráticos tradicionales. Lavín menciona que este electorado tiende a favorecer a candidatos con propuestas más agresivas en seguridad y migración.

A medida que se acercan las elecciones, los candidatos han adaptado su enfoque para atraer a este nuevo grupo de votantes. Estrategias comunicacionales centradas en la seguridad y el rechazo a la inmigración han cobrado protagonismo, buscando captar el interés de aquellos que podrían ser decisivos en la contienda electoral.

Perspectivas para el futuro

Todo apunta a que la participación forzada de este grupo de votantes podría inclinar la balanza a favor de los candidatos de derecha, quienes se presentan como una alternativa al gobierno actual de Gabriel Boric. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo la constante en este proceso electoral. Los días previos a la votación serán clave para determinar cómo se consolidarán las preferencias de estos votantes.

En esta ocasión, la centroizquierda ha optado por Jeannette Jara, una candidata comunista, seleccionada tras un proceso de primarias. La derecha, en cambio, se presenta fragmentada en tres frentes: el tradicional liderado por Evelyn Matthei, el radical de José Antonio Kast y la opción ultraconservadora de Johannes Kaiser. Este mosaico político refleja la polarización y la diversidad de posturas que enfrentará el electorado chileno.0