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La escalada de precios en servicios esenciales
En un contexto donde la inflación parece desacelerarse, hay dos sectores que están rompiendo esquemas en Argentina: los gastos de vivienda y educación. Según el último informe del INDEC, estos rubros han experimentado un aumento interanual del 174,2% y 150%, respectivamente.
Esto contrasta fuertemente con la inflación general, que se sitúa en un 66,9%. Este fenómeno no solo afecta a los hogares, sino que también plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad del presupuesto familiar en un país donde los salarios no han crecido al mismo ritmo.
Impacto en la Patagonia y el Gran Buenos Aires
La situación es aún más alarmante en regiones como la Patagonia, donde los gastos de vivienda han crecido un asombroso 202,5% y los de educación un 221,6%. Este aumento se debe en gran parte a la eliminación de subsidios y a los constantes incrementos en los precios de los combustibles.
La combinación de estos factores ha llevado a que muchas familias deban priorizar sus gastos, sacrificando necesidades básicas para poder cubrir las tarifas de servicios públicos y la educación de sus hijos.
La caída del consumo y el ajuste en los hogares
La consultora Scentia ha reportado una caída del 9,8% en las ventas de supermercados y almacenes en febrero, lo que se traduce en una merma interanual del 10,2%. Este descenso en el consumo se debe a que los hogares están ajustando sus presupuestos para hacer frente a los crecientes gastos en servicios.
Las familias se ven obligadas a recortar en productos básicos, mientras que los costos de servicios como luz, gas y agua continúan en aumento. Según el Observatorio de tarifas y subsidios de la UBA-CONICET, la canasta de servicios públicos ha incrementado un 401% en los últimos quince meses, un golpe duro para cualquier hogar argentino.
Perspectivas futuras y el efecto en el presupuesto familiar
Con la llegada de marzo, se anticipan nuevos aumentos en las tarifas de luz y gas, que se sumarán a los ya existentes. El Gobierno ha autorizado incrementos que se traducirán en un 1,7% más en las tarifas de ambos servicios. Además, el costo del agua y la nafta también se verá afectado, lo que sugiere que la situación podría empeorar. Este panorama hace prever que la brecha entre los gastos en servicios y el IPC general se profundice, lo que podría llevar a un mayor ajuste en el consumo y a un impacto aún más severo en el presupuesto familiar.