Análisis del impulso de la energía geotérmica en México

Recientemente, la compañía de energía del magnate Carlos Slim recibió un permiso para desarrollar una planta de energía geotérmica de 80 millones de dólares en Celaya, Guanajuato. Este movimiento plantea interrogantes sobre la efectividad del nuevo marco regulatorio y su impacto en la competencia dentro del sector energético mexicano. ¿Estamos ante una transformación real o simplemente ante un cambio superficial que beneficia a los grandes actores?

El contexto del nuevo marco regulatorio

La reforma energética aprobada en marzo en México ha introducido cambios significativos en la forma en que se otorgan las concesiones para la exploración geotérmica. La Secretaría de Energía (Sener) ahora tiene la capacidad de otorgar títulos de concesión directamente, sin necesidad de licitaciones. Este cambio drástico contrasta con un sistema anterior que buscaba fomentar la competencia y diversificar los actores en el mercado. Esto genera preocupaciones sobre la sostenibilidad a largo plazo y la equidad en el acceso para nuevas empresas.

La concesión otorgada a Energías Alternas, Estudios y Proyectos (Grupo Enal), una subsidiaria de Grupo Carso, por 30 años para desarrollar recursos geotérmicos, marca un hito en la estrategia empresarial de Slim en el sector energético. Sin embargo, surge la pregunta: ¿este enfoque realmente beneficia al mercado energético mexicano en su totalidad o simplemente consolida el poder en manos de unos pocos?

Los verdaderos números detrás de esta inversión

Se espera que la planta de Celaya tenga una capacidad instalada de 26 megavatios, lo que representa una contribución modesta a la matriz energética del país. Para poner esto en perspectiva, es útil considerar el churn rate y el CAC (costo de adquisición de clientes) en el sector energético. La capacidad de esta nueva instalación es relativamente pequeña en comparación con otras inversiones en energía renovable en México. La pregunta que se plantea es si esta inversión puede ser realmente sostenible a largo plazo.

Además, la colaboración de Grupo Enal con Pemex para incrementar la producción de hidrocarburos plantea un dilema. ¿Realmente estamos diversificando nuestras fuentes de energía o simplemente trasladando la dependencia de un tipo de recurso a otro? La sostenibilidad del negocio debe evaluarse no solo en términos de crecimiento, sino también en la capacidad de las empresas para adaptarse a un entorno cambiante que exige un compromiso con las energías limpias.

Lecciones aprendidas para fundadores y gerentes de producto

Como ex Product Manager y fundador de varias startups, he visto muchas iniciativas fracasar debido a la falta de un verdadero ajuste entre el producto y el mercado (PMF). En el caso de la energía geotérmica en México, es crucial que los actores del mercado comprendan no solo el valor de la inversión, sino también las realidades del entorno regulatorio y cómo estas afectan la viabilidad de sus proyectos.

Una lección clave es que, aunque el acceso a concesiones puede facilitar la entrada de nuevas empresas, la falta de competencia real puede crear un ambiente donde la innovación se estanca. Quienes están en el sector deben enfocarse en construir modelos de negocio que no solo busquen la rentabilidad a corto plazo, sino que también consideren la sostenibilidad y el impacto social a largo plazo.

Takeaways accionables

En conclusión, el reciente avance en el sector geotérmico de México presenta tanto oportunidades como desafíos. Es fundamental que los fundadores y gerentes de producto se mantengan escépticos ante las modas y se concentren en los datos de crecimiento reales, analizando el churn rate y el LTV (valor de vida del cliente) de sus iniciativas. La sostenibilidad del negocio no se logra solo a través de la expansión, sino mediante una comprensión profunda del mercado y una estrategia bien definida que incluya la innovación continua.

En este contexto, la clave será observar cómo se desarrollan las dinámicas de competencia en el sector y si realmente se logra un PMF que beneficie no solo a los grandes jugadores, sino también a nuevas startups y, en última instancia, a los consumidores.