Análisis de la disminución de remesas a México en 2025

¿Qué está pasando con las remesas a México?

La reciente disminución del 5.6% en las remesas enviadas a México durante el primer semestre de 2025 plantea interrogantes sobre la salud de la economía mexicana y la situación de nuestros migrantes. La previsión de una caída del 5.8% a finales de año, en comparación con 2024, según el informe del Migration and Remittances Yearbook 2025, sugiere una tendencia preocupante que no podemos pasar por alto.

Análisis de los números detrás de la caída

Los datos son contundentes: se espera que las remesas totalicen aproximadamente 61 mil millones de dólares para finales de este año, una notable caída respecto a los 64.7 mil millones de dólares recibidos en 2024. Este fenómeno no solo es significativo, sino que marcaría el primer descenso en remesas desde 2013. ¿Por qué está ocurriendo esto? Factores como la creciente incertidumbre en el mercado laboral estadounidense, la disminución de migrantes mexicanos que ingresan a EE.UU. y la apreciación del peso mexicano son claves para entender esta situación.

El análisis de Carlos Serrano, economista jefe de BBVA México, revela que la situación no es homogénea. Mientras México enfrenta una caída, otros países como El Salvador y Guatemala han experimentado incrementos del 18% en remesas. Esto sugiere que las políticas migratorias estadounidenses, aunque influyentes, no son el único factor en juego.

Las cifras de arrestos de ICE, que promediaron 8,000 casos mensuales entre 2023 y 2024, contrastan con los 19,000 de marzo de 2025. A pesar de este incremento, los números siguen siendo bajos en relación con la población de migrantes indocumentados en EE.UU., lo que indica que la narrativa de miedo creada por las políticas restrictivas podría estar afectando más el comportamiento de los migrantes que las acciones directas de deportación.

Estudio de caso: el impacto en regiones específicas

El impacto de la disminución en las remesas no es uniforme. En estados como Chiapas, Guerrero, Michoacán, Zacatecas y Oaxaca, donde las remesas representan entre el 10% y el 14% del PIB estatal, las consecuencias pueden ser devastadoras. La dependencia de estos ingresos plantea un riesgo significativo para las economías locales, que ya enfrentan desafíos estructurales. Aquí es donde hay que poner atención: la sostenibilidad de estas economías depende en gran medida de la estabilidad de las remesas.

Las tendencias muestran que, aunque las remesas representaron el 3.5% del PIB de México en 2024, la caída proyectada podría exacerbar la pobreza y la desigualdad en estas regiones. Sin un cambio en las políticas comerciales y laborales en EE.UU., es poco probable que se observe una recuperación en el flujo de remesas. La relación entre el mercado laboral estadounidense y el envío de remesas es clara: un mercado débil afectará directamente la capacidad de los migrantes para enviar dinero a sus familias.

Lecciones aprendidas y pasos a seguir

Para los fundadores y gestores de proyectos en el ámbito de las remesas y la economía en general, hay lecciones importantes que extraer de esta situación. Entender los factores subyacentes que afectan el flujo de remesas es crucial para desarrollar estrategias que mitiguen sus efectos. La adaptabilidad y la innovación en la forma en que se envían y reciben remesas podrían convertirse en un diferenciador clave en el futuro.

Además, fomentar la diversificación económica en las regiones más afectadas puede ser una estrategia efectiva para reducir la dependencia de las remesas. Inversiones en educación, infraestructura y desarrollo de negocios locales no solo podrían ayudar a estabilizar estas economías, sino también a crear un entorno más resiliente frente a futuras crisis económicas.

Takeaway: estrategias para un futuro sostenible

La caída de las remesas a México es un recordatorio de que la economía de un país está intrínsecamente vinculada a los flujos migratorios y las políticas externas. Para avanzar, es vital que tanto los responsables de políticas como los emprendedores se enfoquen en construir un futuro donde las remesas sean parte de un ecosistema económico más amplio y sostenible. La clave está en la innovación y la adaptación a un entorno en constante cambio, sin dejarse llevar por la marea de modas pasajeras o narrativas simplistas.