La reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, publicada por el INEGI, ha confirmado lo que muchos ya sabían: Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, es considerada la ciudad menos segura de México. ¿Hasta cuándo vamos a ignorar esta alarmante realidad? En un país donde el 63% de los habitantes urbanos se sienten inseguros, la cifra del 90.8% en Culiacán resulta escalofriante, especialmente al compararla con el 44.7% del año pasado. Este artículo se sumerge en la situación actual de Culiacán, analizando los datos y las implicaciones para sus residentes y negocios.
Un panorama desolador
La violencia en Culiacán ha escalado desde el año pasado, cuando una guerra civil estalló entre facciones rivales del Cártel de Sinaloa. La situación se intensificó tras el supuesto secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del cártel, quien fue arrestado en EE. UU. Este evento desencadenó un conflicto que ya se anticipaba desde 2021. La guerra entre “Los Chapitos” y “Los Mayos” ha dejado un rastro de sangre y ha afectado profundamente a la comunidad local. En julio de 2024, se reportaron 50 homicidios en Sinaloa, cifra que se disparó a 142 en septiembre y ha seguido en aumento, alcanzando un pico de 207 en junio.
Y no solo hablamos de asesinatos. La situación es tan grave que, según informes, casi 2,000 civiles han desaparecido, de las cuales 278 solo en Culiacán desde el inicio de 2025. Los comerciantes locales describen su entorno como una zona de guerra, lo que resalta la desesperación y el miedo que sienten los ciudadanos. ¿Cómo se puede vivir así?
Impacto en la economía local
La violencia no solo afecta la seguridad personal de los residentes, sino que ha devastado la economía local. Desde que comenzó esta crisis, se estima que más de 1,800 negocios han cerrado en Culiacán, dejando a 800 personas sin empleo. La percepción de inseguridad está directamente ligada a la salud económica de la región. Las empresas, al ver mermadas sus operaciones debido a la violencia, están obligadas a cerrar sus puertas, aumentando el desempleo y la pobreza en la ciudad. ¿Qué futuro les espera a estos emprendedores?
Con un entorno tan hostil, los fundadores de startups en Culiacán enfrentan un desafío monumental. Muchos se ven obligados a replantearse sus modelos de negocio y buscar alternativas para sobrevivir en un mercado que se torna cada vez más incierto. Además, las inversiones se ven afectadas; los capitalistas son reacios a financiar empresas en regiones con altísimos índices de violencia, limitando así las oportunidades de crecimiento. ¿Es posible innovar en medio de tanto caos?
Lecciones para el futuro
La crisis de Culiacán nos enseña que la seguridad es un pilar fundamental para la sostenibilidad de cualquier negocio. A medida que los fundadores y emprendedores reflexionan sobre su situación, deben reconocer que abordar los problemas de seguridad debe ser una prioridad. Esto incluye colaborar con las autoridades locales, participar en iniciativas comunitarias y buscar apoyo de organizaciones que trabajan en la restauración de la seguridad pública.
Asimismo, es esencial contar con datos precisos que informen sobre la situación actual. Entender el *churn rate*, el *LTV* y el *CAC* en este contexto puede ayudar a las empresas a adaptarse y encontrar un *product-market fit* que se ajuste a la nueva realidad de Culiacán. En tiempos de crisis, la agilidad y la capacidad de innovar son más cruciales que nunca. ¿Están preparados los emprendedores para este reto?
Conclusiones
Culiacán representa un caso claro de cómo la violencia y la inseguridad pueden desestabilizar no solo una comunidad, sino también su economía. A medida que los residentes lidian con una creciente sensación de vulnerabilidad, es vital que los líderes empresariales y comunitarios trabajen juntos para encontrar soluciones. La historia de Culiacán es un recordatorio de que la seguridad y la estabilidad son fundamentales para el éxito a largo plazo de cualquier empresa. Los datos de crecimiento contarán la historia de su recuperación si se toman las decisiones correctas ahora. ¿Estamos listos para actuar?
